La investigación tiene una importancia fundamental para el país, para diseñar e implantar política pública, para mejorar la calidad de vida a partir de un examen de los problemas y complejidades sociales y para darle herramientas a la ciudadanía para empoderarse y a los profesionales para hacer su trabajo. Pero también el apoyo a la investigación y a la generación de conocimiento significa una contribución importante al fortalecimiento de los renglones de investigación, enseñanza y servicio que desde la Universidad de Puerto Rico se gestan para el bienestar común. El robustecimiento del espacio universitario público y de su quehacer es una gran aportación social en sí misma.
La Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico es la única escuela de derecho pública en el país y forma parte de una de las instituciones más importantes en Puerto Rico en lo que a la enseñanza y la profesión jurídica se refiere; también en cuanto al servicio público y profesional que tanto necesita el país. Nuestra institución, ya centenaria, ha contribuido ininterrumpidamente a la producción de conocimiento jurídico, a la formación de egresados competentes y comprometidos y al ofrecimiento de servicios profesionales a los sectores vulnerables del país. A lo largo del tiempo, una institución como esta acumula experiencia, saberes, conocimiento y produce generaciones de una comunidad académica y jurídica vibrante que sin duda aporta al país. Sabemos que no es el único lugar desde donde se genera conocimiento, pero en un país que ve cada día desaparecer sus instituciones (y con ellas su memoria y saber acumulado), fortalecer las que tenemos es tarea importante.
En este momento, nuestro proyecto de educación pública superior más importante sufre -como tantos otros ámbitos en Puerto Rico- el embate de serias medidas de austeridad lo que ha conllevado que en la comunidad universitaria nos veamos forzadas a reinventar y reimaginar diferentes escenarios y colaboraciones para hacer el trabajo que mejor sabemos y podemos hacer, es decir, nuestra más importante aportación pública: producir conocimiento, diseminarlo a través de la enseñanza y servir al país. Por eso, nos reafirmamos en la defensa del conocimiento que producimos, en la necesidad de democratizarlo, diseminarlo y mantenerlo constante.
Contar con la colaboración del diferentes sectores para este propósito, de manera que podamos continuar nuestro trabajo de forma autónoma, consistente y de calidad, tiene gran valor. Para producir conocimiento, sin embargo, es importante contar con los recursos necesarios, el tiempo, la dedicación y, sobre todo, la autonomía e independencia de criterio y pensamiento crítico, para hacerlo de manera rigurosa, ética e integralmente.
Al auspiciar el trabajo académico y de investigación universitaria, las fundaciones que destinan contribuciones a ello, contribuyen al país en un sinnúmero de formas, a veces desapercibidas. Quisiera destacar algunas formas en que este auspicio colabora directamente con los tres renglones pilares de nuestro trabajo en la Universidad: docencia, investigación y servicio.
-Permite a la docente contar con el tiempo para cultivar y profundizar en los temas en los que es experta. Esto implica que la profesora a cargo puede perfeccionar sus cursos, diversificar bibliografía, integrar escenarios de la vida real que investiga al salón de clases, a los seminarios y facilita la creación de cursos nuevos que prepararán de manera más diversa a los futuros profesionales del derecho.
-Permite llevar a cabo investigación empírica de carácter cualitativo. Aunque en las últimas décadas el mundo del derecho y la educación jurídica ha enfocado en la importancia de integrar las experiencias del mundo real y de la cotidianeidad de las personas mediante investigación cualitativa, la realidad es que llevar a cabo investigación de este tipo implica salir del salón de clases, contar con recursos para hacerlo, contar con tiempo para hacer los acercamientos, entrevistar, participar en actividades como observadora, documentar, transcribir, analizar, entre otras tareas que rebasan el tipo de trabajo tradicional normativo o de análisis de doctrina. La importancia de este tipo de investigación, sin embargo, es increíble pues como bien expresó en su día el jurista Roscoe Pound y acogieron los realistas jurídicos, no es lo mismo el derecho en los libros que el derecho en acción.
-Integra a los estudiantes y futuros profesionales del derecho en investigaciones complejas en las que visitan escenarios de la vida real e interactúan con personas con una diversidad de problemas, lo que les permite integrar el conocimiento que adquieren en el salón de clase. Asimismo, perfeccionan sus técnicas de investigación a la vez que puede compensársele económicamente por una labor directamente relacionada a sus temas de interés y al escenario donde se desempeñarán como profesionales del derecho.
-Colabora directamente para un aumento en la producción de saber jurídico y la publicación de ese saber académico intelectual a la vez que produce conocimiento para recomendar políticas públicas más cónsonas con las necesidades reales del país y de los sectores más vulnerables. El Derecho difícilmente puede ajustarse a esas necesidades si las desconoce, si las obvia y no las toma en cuenta. Las publicaciones permiten divulgar esas necesidades y las recomendaciones de cambios producto de su estudio y análisis.
Estos son apenas algunos de los renglones que no necesariamente se perciben o se recogen como logros de una subvención o investigación de esta naturaleza pero que son cruciales y que están a la par con los objetivos y el propósito de las fundaciones y organizaciones interesadas en el mejoramiento a corto y largo plazo del país.